En cardiología, los tratamientos para pacientes anticoagulados tienen como objetivo evitar que se produzcan complicaciones asociadas a la formación de trombos (coágulos de sangre) como embolias cerebrales o trombosis venosas o arteriales.
Según cuenta el presidente de la AMAC, su día a día como paciente anticoagulado dista muy poco de la vida de una persona sin esta patología.
Si bien es cierto, existen ciertas limitaciones. “El estar anticoagulado supone una limitación en nuestro comportamiento. Por ejemplo, no podemos hacer deportes de competición”, declara.
Los pacientes anticoagulados deben seguir unas pautas estrictas. Un paciente anticoagulado es un paciente crónico. Aproximadamente cada 20 días o cada mes, deben realizarse un control analítico del INR (international normalized ratio).
Tener los niveles de INR fuera de los límites deseados puede llevar consigo graves consecuencias. “De estar excesivamente anticoagulados tendríamos riesgo de sufrir un problema trombótico o hemorrágico, los cuales podrían desencadenar la muerte”, advierte.